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Para dar inicio a esta demolición se desplazaron hasta la obra, una cantidad de operarios con la finalidad de proceder a la limpieza general de las zonas bajo techo, las cuales presentaban residuos de distinta naturaleza. Estos residuos clasificados según su tipo, fueron transportados y gestionados en contenedores a vertederos autorizados..
Cuando la zona de trabajo se encontraba limpia de residuos, se comenzó la demolición de la estructura de hormigón con una retroexcavadora provista de martillo. En forma simultánea, se rociaba agua en la zona del accionar de la máquina, para minimizar el esparcimiento de restos de polvo a los transeúntes de tan asidua plaza Ferrolana. Teniendo el Ayuntamiento y la presencia de varios comercios muy próximos, las medidas de precaución fueron muy exigentes, con el objetivo de afectar lo mínimo posible a todos los vecinos.
La pericia y experiencia del operador de la retroexcavadora, se puso a prueba en las zonas críticas de la demolición: muros al lado de las calles Rubalcava y Terra, al igual que en la calle frente al Ayuntamiento, y entre la calle Dolores y Rúa Galiano. Son zonas álgidas, por la necesidad de respetar las cotas variables en los citados muros, al igual que, no afectar al empedrado que define la zona peatonal.